21 de mayo de 2013

MURIÓ EN LA CÁRCEL EL GENOCIDA JORGE RAFAEL VIDELA.

21/5/2013
Opinión 
Se fue Videla pero hay mucho por hacer y hay que hacerlo rápido 
El dictador Videla murió preso en una cárcel común, pero hay varias causas donde estaba procesado y no tendrán condena en su contra. Muchos represores se mueren de viejos. Tanta demora tiene culpables políticos y judiciales.
Por EMILIO MARIN 
El ex dictador Jorge Rafael Videla se murió el 17 de mayo y la autopsia verificará que no hubo golpes, torturas ni vejámenes, como era la moneda corriente para los presos políticos en dictadura -privilegiados, porque varios miles fueron desaparecidos, luego de pasar por ese "tratamiento"-.

¿Quiénes se han lamentado por el deceso? En forma directa, Cecilia Pando y pocos videlistas de su asociación, lamentablemente recibida tiempo atrás en audiencia por Ricardo Lorenzetti y Elena Highton, de la Corte Suprema de Justicia.

Unos pocos amigos de la familia Videla publicaron 18 avisos fúnebres en la página de "La Nación" y otros 2 en La Voz del Interior. Un certificado de pobreza, en parte compensado por el matutino bahiense "La Nueva Provincia", que tituló sobre la muerte del "ex presidente". Al racconto deberían sumarse las declaraciones de un oficial de la Armada en San Juan y las banderas a media asta en algunas dependencias del Ejército, según llamadas de oyentes de Radio Nacional Buenos Aires.

Cuando ejercía la dictadura y era el jefe del terrorismo de Estado, el nacido en Mercedes infundía miedo. Su partida dejó sensación de alivio; ni siquiera sus defensores se atrevieron a mostrar todas sus cartas.

Que muriera en la cárcel de Marcos Paz, con tres condenas -dos perpetuas y otra a 50 años, de reclusión perpetua-, es una señal de avance de los derechos humanos en nuestro país. Augusto Pinochet murió judicialmente "inocente" y con honras fúnebres en Chile. Brasil recién formó una Comisión por la Verdad, pero de juicios no hay perspectiva cercana.

Que Videla y otros 374 represores hayan sido condenados, es un mérito fundamental de la lucha de décadas de Madres, Abuelas, Familiares y demás organismos. Néstor Kirchner, al impulsar la anulación de las leyes de la impunidad y respaldar los juicios que se reabrieron, también tiene una importante cuota-parte del buen suceso. La bajada de los cuadros de Videla y Bignone son un símbolo de un mérito mucho mayor. 

Funesto peronismo.

A raíz de la muerte del ex dictador, se ha reflotado cómo llegó a ser comandante del Ejército, cómo intervino esa fuerza en la represión ilegal antes de 1976, los decretos del PEN y el "aniquilamiento de la subversión", etc.

Videla, en su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 que lo condenó en diciembre de 2010 a cadena perpetua en Córdoba, por el fusilamiento de 31 presos políticos sacados de la cárcel de San Martín y asesinados fraguando "enfrentamientos", se refirió a aquella historia. Lo hizo elogiando al General Perón, Isabel Perón e Italo Luder, por su decisión de reprimir a las organizaciones armadas, y en realidad a vastos sectores del movimiento popular.

Perón no sólo echó de la Plaza a jóvenes "imberbes y estúpidos" sino que dio las instrucciones para fundar la Triple A, cuyos primeros atentados y crímenes fueron cometidos cuando él vivía.

Isabel firmó el primer decreto para el Operativo Independencia, de modo que el Ejército pudiera declarar zona de guerra a Tucumán. En octubre de 1975 Luder suscribió otros decretos para ampliar a todo el país la zona de guerra, con lo que el terrorismo de Estado vio pavimentado el terreno para el golpe. Ese peronismo dio "luz verde" a una represión que terminaría con un golpe de Estado en su contra...

Si se tiene en cuenta que en 1990 otro presidente justicialista, Carlos Menem, indultó al ex presidente de facto y varios genocidas, el balance no es muy halagüeño para ese PJ. Sólo Néstor Kirchner y Cristina Fernández levantaron ese aplazo y de allí el odio de los represores para con ellos.

Colores políticos desteñidos. 
No vaya a creerse que las culpas de ese aciago marzo de 1976 se limitan al peronismo. Varios partidos políticos, entre otros los demócratas progresistas, el sello de Alsogaray, el Movimiento Popular Jujeño, Mofepa, etc, dieron sustento civil al Proceso.

Algunos dirigentes como Alberto Natale, Martínez Raymonda y Horacio Guzmán, tuvieron cargos, nominaron embajadores y mantuvieron 78 intendentes.

Incluso dirigentes que decían ser de izquierda, como Gerónimo Arnedo Alvarez y Athos Fava, apoyaron al general Videla calificándolo como "democrático", en oposición a los "pinochetistas" como el almirante Emilio Massera.

El radicalismo favoreció el golpe y la represión anterior, como cuando Ricardo Balbín denunciaba la "guerrilla fabril"; luego tomó cierta distancia pero sin hostigar a la dictadura.

Esa complicidad de la UCR fue rectificada por Raúl Alfonsín tras asumir en 1983 y promover el juicio a las primeras tres Juntas de Comandantes. Con el antecedente del Informe de la Conadep, en 1984, al año siguiente hubo condenas a Videla y otros jefes castrenses. Lamentablemente, ese gran mérito alfonsinista se vio contrarrestado por su capitulación de 1986 y 1987, cuando impulsó ante el Congreso las leyes de "Punto Final" y "Obediencia Debida". Fueron "sapos" muy duros de tragar, diría el senador César Jaroslavsky, pero al final los tragaron.

Cuando se supo del deceso del ex dictador, hubo mucho de oportunismo en aquellas agrupaciones que de un modo u otro dieron apoyo a quien había encabezado el sangriento putsch. Mauricio Macri, por caso, declaró que el occiso expresaba lo peor del pasado argentino, pero resulta que en ese tiempo apoyaba con su padre al brigadier Osvaldo Cacciatore, el intendente que brindaba buenos negocios a Socma.

José Manuel de la Sota también denostó al muerto. Sin embargo, él fue parte de la derecha justicialista que en 1974 apoyó el golpe del coronel Antonio D. Navarro en Córdoba, la avanzada de la Triple A en "La Docta".

Medios amigos.
"La Nueva Provincia" fue coherente en su valoración del "presidente" fallecido. Sus colegas de "La Nación" no llegaron a tanto, pues lo trataron de dictador, aunque en tres aspectos centrales lo valoraron positivamente. Uno ya fue comentado en La Semana Política: dijeron que no estaba confirmado que en agosto de 1975 tuviera intenciones de tomar el poder...

Otro piropo fue este, del sábado 18: "Videla fue testigo de todo eso y lo fue -hay que reconocerlo- con arrestos de dignidad, sin expresar quejas y sin caer en reproches ni sentimentalismos, casi sin más exposición pública que la que le podían dar el paso recurrente por los tribunales y la participación en ceremonias religiosas. No rehuyó en sí culpas y hasta hizo algún alarde de asumir responsabilidades".

En realidad el muerto fue un traidor al gobierno constitucional que lo designó jefe del Ejército y en eso se pareció a Pinochet, que hizo otro tanto contra Salvador Allende. La tercera coincidencia entre el diario de la oligarquía y el dictador fue ubicarlo en 1976 como si fuera un "paracaidista polaco", ajeno a una violencia que enfrentaba supuestamente a un sector del peronismo con otro de "la subversión terrorista".

Esa presentación de los hechos es básicamente la misma que hizo Videla ante la justicia de Córdoba, en diciembre de 2010, al pintar lo sucedido como una guerra iniciada por la guerrilla.

Allí acusó a la URSS y Cuba: "la agresión terrorista estaba integrada mayoritariamente por personal nacional, entrenado en Cuba, Siria, Palestina y Argelia, o bien, dentro del propio país, con instructores foráneos. Disponía, también, de armamento y equipos provistos por la URSS, a través de Cuba. Estaba financiada con fondos provenientes de la URSS".

El dictador reivindicó entonces "el honor de esa victoria", aunque fue lograda en base a torturas, desapariciones, fusilamientos, violaciones y robos de bebés. Es falso también que se ganara "luego de un delicado trabajo de inteligencia que permitía identificarlo con nombre y apellido para recién combatirlo". El mayor "trabajo de inteligencia" fue la brutal mesa de tortura en los centros de exterminio...

Apurar el paso. 
Que el genocida muriera condenado marca un avance de los juicios, pero no se debe creer que lo actuado en este frente sea maravilloso. Su fallecimiento se produjo a los 87 años, y a 37 años del golpe de Estado, cuando empezaron a cometerse esos horrendos delitos, a casi 30 años de restauración de la democracia.

Con su muerte, se salvará de nueve juicios en la Capital Federal, Santiago del Estero, Bahía Blanca, Campo de Mayo, Santa Fe, La Rioja, Chubut, Córdoba y el del Primer Cuerpo de Ejército. No habrá condenas allí, gracias a la tremenda demora de una justicia que fue cómplice y demorona mucho tiempo.

De esas causas hay tres que aún no fueron elevadas a juicio y otras tres donde aún no empezaron las audiencias. Su principal acusado faltará por causa justificada...

Los números de un preocupado Horacio Verbitsky en Página/12 fueron estos: "del total de causas abiertas más de la mitad no han pasado de la etapa de instrucción y sólo una cuarta parte ha llegado a una sentencia. Pero el 59 por ciento de esas sentencias son de primera instancia, 24 por ciento han sido confirmadas en segunda instancia, 2 por ciento quedaron firmes porque no fueron apeladas ante la Corte Suprema y sólo el 15 por ciento recibieron confirmación del máximo tribunal, tan absorbido por la defensa de la libertad".

Otro motivo para la impostergable reforma judicial.
Fuente:LaArena

Los secretos de Videla
El fallecido ex dictador argentino se guardó el paradero de los desaparecidos 
SE BUSCA. Listas de personas desaparecidas en Buenos Aires durante el régimen militar de Jorge Rafael Videla. (Foto: EFE ) 
Martes 21 de mayo de 2013
Por Cecilia Caminos
BUENOS AIRES.— El ex dictador Jorge Rafael Videla se llevó a la tumba los secretos más dolorosos de la historia reciente de Argentina: la información sobre el destino de los desaparecidos y los bebés apropiados ilegalmente durante el régimen de facto que gobernó entre 1976 y 1983.

Unas 30 mil personas desaparecieron durante la última dictadura en Argentina, y aún se desconoce el paradero que tuvieron unos 400 bebés que fueron apropiados ilegalmente por los represores, según organismos de derechos humanos.

Sin poder enterrar a sus muertos, ni encontrar en los jóvenes de treinta y pico los rostros de aquellos bebés sustraídos, las heridas de los argentinos permanecen abiertas.

“Edesaparecido no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido; frente a eso no podemos hacer nada”, dijo Videla en 1979 .

Nunca se arrepintió de su proceder ni reveló el destino de desaparecidos ni niños apropiados. Al contrario, reivindicó el accionar de la dictadura argentina ante “una guerra interna iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones del Estado argentino”.

Fue condenado a cadena perpetua por el histórico Juicio a las Juntas Militares en 1985, tras el regreso de la democracia. En 1990 fue indultado por el entonces presidente peronista Carlos Menem (1989-1999).

La inconstitucionalidad de las leyes de perdón permitió la apertura de nuevos juicios en su contra y en 2010 fue condenado a cadena perpetura por el asesinato de 31 presos políticos.

En 2012, recibió una pena de 50 años de prisión por el plan sistemático de apropiación de menores.

Pese a las condenas, mantuvo el silencio y sólo habló para defender una y otra vez los repulsivos métodos del régimen. En las entrevistas que dio al periodista Ceferino Reato para el libro “Disposición final”, Videla reconoció que “hubo chicos que fueron sustraídos”. Los niños fueron robados “unos con la mejor voluntad para darle un buen hogar a los hijos de terroristas, otros para venderlos”.

Y embistió contra las madres de los niños nacidos en cautiverio al considerar que “eran activistas y usaron a sus hijos embrionarios como escudos humanos al momento de operar como combatientes”.

La incesante búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo de sus nietos apropiados también arrojó resultados, con la restitución de la identidad de más de 100 jóvenes.

“Lamentablemente, se lleva a la tumba información muy importante en relación a los nietos que falta encontrar y a los cuerpos de nuestros papás y de sus compañeros”, lamentó Juan Cabandié, legislador porteño y nieto recuperado.

La integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Nora Cortiñas, lamentó que “se mueren los genocidas y no se van abriendo los archivos”.
Fuente:ElUniversal


La carta de Hebe de Bonafini por la muerte de Videla

La titular de Madres de Plaza de Mayo se refirió al fallecimiento del dictador: "Sentí una gran angustia, un dolor que me atravesaba", escribió. 
Lunes 20 de Mayo del 2013 
BONAFINI. La Madre de Plaza de Mayo, en referencia a Videla.
"Los medios me empezaron a llamar y no tenía nada para decir". Tres días después de la muerte de Jorge Rafael Videla, uno de los presidentes de facto de la dictadura argentina entre 1976 y 1983, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, escribió una carta en referencia a su fallecimiento.

Bonafini admitió que no se sintió contenta con la muerte de Videla. Sus sentimientos fueron todo lo contrario: "Sentí una gran angustia, un dolor que me atravesaba". Y agregó: "Murió Videla. La noticia me paralizó. Inmediatamente empecé a pensar en mis hijos. ¿Cómo podía pensar en otra cosa? La cabeza me daba vueltas, quería pensar en algo y nada. Pensaba en ellos y en las torturas a las que fueron sometidos. Veía sus caras gritando, pidiéndome, llamando a todos".

"Hoy decidí escribir algo para que todos los que esperaban mi voz se enteren qué pensaba. Me quedé ahogada de dolor, de angustia, bronca y tristeza pero de repente me estalló el corazón y dije: ¡Qué suerte que tuvimos hijos tan valientes! Esa es la única felicidad que me surgió al final: la valentía de nuestros hijos de dar sus vidas para que otros vivan", escribió.
Fuente:tn

Analizan consecuencias de muerte de Videla sobre otros juicios 

Buenos Aires, 20 may 
Jueces, fiscales y abogados querellantes analizan las posibles consecuencias de la muerte del dictador Jorge Rafael Videla en el silencio de los represores que son juzgados, advierte el diario Página 12.

La incógnita que se abre -señala- es si la ausencia de Videla influirá de alguna manera en la docena de juicios que se realizan por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura que encabezó.

En particular, si se romperá en algunos de los sentidos posibles el pacto de silencio de los represores, que Jorge Auat, el responsable coordinador de esos procesos, calificó de compromiso estructural del aparato terrorista y no individual.

Página 12 hace referencia en específico a cómo podría influir la muerte de Videla en el juicio por las desapariciones, ejecuciones y asesinatos en la Escuela de Mecánica de la Armada.

También en la causa por el plan sistemático de apropiación de bebés, con Videla a la cabeza de los imputados.

Además, el tirano era el principal acusado en el juicio por los atropellos y crímenes de lesa humanidad bajo el siniestro Plan Cóndor, una confabulación entre dictaduras de la región, en coordinación con la CIA, para acallar voces populares.

La magistrada María del Carmen Roqueta, quien presidió el juicio por la desaparición sistemática de bebés, en el cual Videla recibió la tercera condena a 50 años de cárcel, "el silencio de los represores es también parte de ese plan sistemático".

La jueza no se muestra optimista sobre si ahora los acusados hablarán y, en su opinión, "ese silencio forma parte de la sistematicidad del exterminio, de la persecución y de la desaparición".

"Ese pacto, o como lo llamen ellos, lo entiendo como una posición ideológica, política, de cómo llevar adelante las acciones de gobierno dentro de lo que fue el Estado terrorista", concluyó la magistrada citada por el diario.

Auat, quien está a cargo de la Unidad de Coordinación de las causas de lesa humanidad de la Procuración, considera el silencio como un tormento eficaz y macabro que perpetúa la desaparición.

Opina que el silencio es estructural no individual; "trasciende a los sujetos porque forma parte de una decisión de tipo dogmática: viene atado a la negación del hecho, a la banalización de lo que pasó, opera como una consecuencia.

Como no están arrepentidos -remarca- los represores montan sus discursos en la hipótesis de la guerra, eso les permite mantener estructuralmente ese discurso de lo que pasó.

Y eso aumenta el tormento para los familiares de las víctimas, precisa.

"La tragedia de cada familia que no puede hacer sus funerales hace continuar el mensaje macabro, se renueva constantemente; porque el desaparecido es eso, no murió una vez, muere todos los días", advierte el fiscal.
Fuente:PrensaLatina

Martes, 21 de Mayo de 2013
Videla murió en el retrete de su celda Internacional 
Por Claudia Selser y Agencias
El Servicio Penintenciario argentino revela que el deceso del ex dictador ocurrió “sentado en el inodoro” y no dormido en su cama, como se dijo. 

Foto: Especial 

Parte médico que detalla la forma en que ocurrió la muerte del ex jerarca militar. 
Jorge Rafael Videla, amo de la vida y de la muerte desde que instauró la última dictadura en Argentina, el 24 de marzo de 1976, hasta el retorno de la democracia en diciembre de 1983, no murió el viernes 17 en la cama de la celda en el penal de Marcos Paz como se informó en un inicio, sino sentado en el excusado del baño.

El parte, firmado por el médico de guardia, subayudante doctor Jorge A. Domínguez, indica que se lo encuentra sin vida a las 08h25 locales (11h25 GMT) “sentado en el inodoro de su celda” en la prisión de Marcos Paz, a 50 kilómetros al oeste de Buenos Aires, según informó el Servicio Penitenciario Nacional.

Se añade que el reo había sido evaluado un día antes por “un cuadro de diarrea aguda, con deposiciones de baja cuantía”.

Videla, de 87 años, un integrista católico, purgaba dos condenas a cárcel perpetua y otra a 50 años acusado al cabo de largos juicios por crímenes contra la humanidad, terrorismo de Estado y trasiego de bebés nacidos en cautiverio.

El cuerpo aún seguía en la Morgue Judicial para su autopsia y según su familia será sepultado en Mercedes, su ciudad natal, en la provincia de Buenos Aires.

El general, destituido en el Juicio a los Comandantes (1985) que le dictó la primera cadena perpetua, fue el líder del golpe de Estado que derrocó a la presidenta Isabel Perón (1974-76).

Bajo la dictadura decenas de miles de personas fueron desaparecidas, asesinadas y exiliadas, se implantó la censura en radio y tv, se derogó la libertad de prensa, se prohibieron los partidos políticos, se disolvió el Parlamento y se ordenó la quema de millones de libros considerados “subversivos”, entre ellos El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, las novelas del colombiano y Nobel de Literatura Gabriel García Márquez y los poemas del chileno y también Nobel Pablo Neruda.

Los restos no recibirán honores militares en su funeral ya que desde 2009 rige duna disposición de la Defensa que los prohíbe en casos de militares condenados por crímenes contra la humanidad.

Unos 500 hijos de presos políticos fueron aropiados, pero la organización humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo ha logrado encontrar y restituir la identidad a 108 de aquellos niños.

Videla justificó el golpe de las tres armas ya que se debía combatir “la subversión” de las guerrillas izquierdistas, pero el régimen, apoyado por la clase política y empresarial reprimió, encarceló e hizo desaparecer a sindicalistas, políticos, estudiantes, intelectuales y artistas, según probaron los juicios. A los asesinados se suman decenas de religiosos/as y dos obispos.

“Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra; no podíamos fusilarlas. Tampoco llevarlas ante la justicia”, dijo Videla en su celda al periodista Ceferino Reato, según el revelador libro Disposición final.

Videla ejerció el poder en los peores años de la represión hasta 1981 cuando lo reemplaza el jefe del ejército Roberto Viola.

La dictadura se extendió hasta diciembre de 1983 cuando debió llamar a comicios luego de la derrota del Galtieri en la guerra contra Gran Bretaña por las islas Malvinas, en 1982.

Claves 
Garzón resalta justicia
-“Videla jamás pidió perdón, jamás mostró arrepentimiento y murió en la cárcel, como correspondía”, dijo el ex juez español Baltasar Garzón al conocer la muerte del ex dictador.

- Añadió que si en Argentina se cumplió el “derecho a la verdad” fue “por el esfuerzo de las víctimas y de un país que decidió en 2003, desde las instituciones políticas y judiciales, que tenía que repararlas”.

- En declaraciones al diario El País, recordó que en los años de 1990 le tocó investigar y ordenar el juicio a decenas de represores argentinos, entre ellos Videla, por el asesinato de ciudadanos españoles.
Fuente:Milenio

"No fue sólo Videla. Fue una dictadura cívico-militar-religiosa" 
Lunes 20 de Mayo de 2013 
Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, se refirió al fallecimiento del ex dictador Jorge Videla cuando cumplía cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).
¿Cómo ha tomado la muerte del ex dictador Videla? 
No me genera ninguna alegría. Yo no festejo la muerte de nadie. Se murió en una cárcel, y ésta es la parte de satisfacción dado que no se murió en la cama de su casa, sino condenado. Todavía hay muchos impunes, pero en este caso, Videla es el responsable de infinidad de muertes, torturas, apropiación de bebés y es el que además intentó destruir los lazos de solidaridad de nuestro pueblo. Ésta es una muerte más de uno de los represores que tuvo la Argentina. Tenemos que seguir con nuestra lucha por la verdad y la justicia día por día.

¿Qué se lleva Videla consigo?
Se lleva el peso de su proceder genocida y de asesino, pero queda para la memoria nuestra lo que fue el terrorismo de Estado aquellos años de la dictadura cívico-militar-religiosa que tuvimos. Hay que incluir a la Iglesia católica. Queda la imagen de un país que han querido destrozar, pero gracias a la generosidad y valentía de los testigos siguen los juicios. Hay muy pocos procesos en otros países de América Latina, y nosotros, empujando, hemos conseguido juicios en todas las provincias. Cuesta mucho todavía, pero con nuestra movilización esperamos que la Argentina llegue a ser un país sin impunidad.

¿Cree que la muerte del ex dictador va a ser un obstáculo para acceder a más información sobre los desaparecidos? 
No, de ninguna manera. Los represores tienen archivos en todas partes, sólo hay que buscarlos. El Gobierno [de Cristina Fernández] tiene que tener la fuerza de voluntad para abrir esos archivos y saber qué pasó con cada uno de los detenidos-desaparecidos, hombres y mujeres. También para que los jueces abran sus gavetas y digan prontamente a quién entregaron en falsa adopción esos bebés que nacieron cuando sus madres estaban en cautiverio y que fueron apropiados. Hay material para mostrar al mundo y para que nosotros logremos la verdad y la justicia.

¿Por qué cree que falta voluntad política? 
Porque hay archivos. Ni Videla ni los que murieron se los llevaron en el cajón. No es que no quieran, es que falta decisión.

¿De quién depende que se muestren? 
Del Gobierno, y del actual Papa Francisco, que tiene las llaves de los archivos. La Iglesia Católica argentina fue cómplice de este horror. Entraban a los campos de concentración, palmeaban a las víctimas para que siguieran hablando. Nunca salieron de un centro clandestino de detención para denunciar públicamente lo que presenciaban. Algunos intentaron liberar a alguno con el que tenían mucha amistad, pero ¿por qué no a todos?

De los miembros de la Junta Militar que dieron el golpe de Estado en 1976 (Videla-Eduardo Massera-Orlando Agosti), qué papel le atribuye al ex dictador en los casos de asesinatos y secuestros? 
Creo que la responsabilidad es de los tres. La figura de Videla fue la más prominente, fue mostrado como el mayor asesino, pero no fue sólo él. Esto se hizo alrededor de una mesa, planificando día por día, buscando y pidiendo nombres a todos los que fueron cómplices. Empezó en 1974 con la Triple A y la presidenta constitucional Isabel Martínez de Perón, y la Triple A comenzó a practicar esa metodología infame que es la desaparición forzada de personas, que es el crimen de los crímenes. Es cuando a una persona se le priva todos los derechos de manera absoluta. Y ellos son responsables de este delito de lesa humanidad que ofende a la humanidad misma. La de Videla es una historia más, de horror, pero una historia más.

¿Se hizo justicia contra los crímenes del ex dictador? 
Fue tardía, pero va habiendo Justicia. En cada juicio el testimonio de las víctimas muestra que lo que vivimos no tiene perdón, ni olvido, ni reconciliación con ellos. No están arrepentidos, volverían a hacerlo. Así que no hay ningún atenuante, salvo la Justicia. Videla se murió condenado por muchos crímenes. Nosotros tenemos el compromiso con todos los hijos que quedaron en el camino de seguir la lucha para saber qué pasó con cada uno de ellos. Y nadie podrá pararnos, sólo nuestra propia muerte. No admitiremos que alguien quiera por decreto o por decisión poner fin a los juicios. Seguiremos peleando hasta que no quede nadie impune. No queremos venganza, sino justicia: la que ellos le negaron a nuestros hijos.

¿Está bien considerar a Videla el símbolo de la dictadura argentina? 
No, no es el símbolo él sólo. Es uno de los máximos responsables, pero no el único. Acá hubo una planificación, todo fue fríamente calculado. Hay muchos todavía libres, pero no vamos a parar. Ese compromiso lo llevamos en las vísceras.

¿Qué va a pasar con las causas que seguían en curso y en las que estaba imputado? 
Vamos a tener que hablar con los jueces. No creo que causas mueran. En los procesos judiciales en los que él estaba involucrado hay otros que acompañaron.

¿Qué cree que va a significar para Argentina la muerte de Videla? 
Nada más que una muerte más. Las madres ya tenemos muchos años, y muchos padres ya no están, pero ahora están el grupo de hermanos y de hijos. En la historia siempre habrá algún descendiente, así que seguiremos buscando la justicia y la verdad total.(laicismo.org)
Fuente:InfoAlternativa

martes, 21 de mayo de 2013
Brienza “Videla murió preso como pocos casos de represores en el mundo” 
La mayoría estaba en libertad ante su fallecimiento
Hernán Brienza 
“Videla murió preso como pocos casos de represores en el mundo, ya que la mayoría estaba en libertad ante su fallecimiento” con esta reflexión abrió su exposición sobre ”Identidad y Proyecto Nacional” , Hernán Brienza, Licenciado en Ciencias Políticas y Periodista que disertó en la Unidad Básica Juan Domingo Perón . La convocatoria fue en Mendoza 323, sede de la Fundación Trascendiendo.

Es la segunda vez que estoy en 9 de Julio. La primera cuando vine e a realizar una investigación sobre Christian von Wernich, donde encontré poco eco sobre el sacerdote ya que el Obispado nos cerró las puertas que nos abrió el diario El 9 de Julio. Y hoy, con un día muy especial porque ha fallecido Jorge Videla, recordó el disertante, para agregar que “el dictador más brutal que tuvo la argentina en sus 200 años de historia”. Fue un representante de un modelo de país que pudo dominar y homegonizar a nuestro país, acotó.

La mayoría de los genocidas del mundo no murieron preso como Videla. Eso habla de los cambios que se originaron en la argentina en los últimos diez años. Murió con dignidad y no como victima. Soportó el juicio aceptando su responsabilidad aunque haya mencionado que era un preso político. Quedó demostrado que no lo fue, ya que los procesos señalaron su culpabilidad en muertos y desaparecidos y eso no es político. Son delitos de lesa humanidad.

La charla del Periodista, escritor y politicólogo giró en los países posibles que se han vivido y lo que se canaliza con este modelo, nacional popular y democrático.

Debemos pensar que forma de gobierno nos damos los argentinos y sobre debemos reflexionar. Sin ser muy esquemáticos hubo dos grandes modelos o proyectos de país Uno fue el liberalismo conservador del Siglo XIX que se transformó en neo-liberalismo pretoriano en el Siglo XX. Lo describo asó por ser liberalismo en lo económico y autoritario en lo político. Nosotros no hemos podido disfrutar de un liberalismo popular y que hiciera cargo de los sectores más populares. Por el contrario representó los intereses de la clase dominante. El otro, gran modelo es el del desarrollo del mercado interno con mayor o menor posibilidades de exportación de los sectores de la industria con acompañamiento de los sectores del trabajo. Estos dos grandes proyectos están en pugna acotó Brienza.

Estos dos modelos son los que más se han desarrollado a lo largo de la historia. Este es el tema central sobre el que debemos reflexionar.

Al referirse al momento de la relación gobierno-prensa dijo que se ha construido un debate más profundo e intenso que en otras épocas desde el impulso que le dió Néstor Kirchner al haberlo hecho más abierto.

Hoy se debate la forma de hacer periodismo. Mientras que algunos quieren reducir la cuestión en la pelea Clarín-Gobierno, entiendo dijo Brienza, que la problemática es mucho más profunda porque la manera es ver de que forma hacemos periodismo los periodistas”, acotó. Al referirse a Jorge Lanata expresó “es el Maradona de los jugadores de Clarín”, ya que hasta hace muy poco tiempo tenía un perfil interesante ya que no seguía los dictados de ningún grupo. Hoy es un soldado de Clarín. Tal véz el mejor de los soldados de Clarín, acotó. “Es Maradoniano ya que es muy efectivo y muy eficiente”, añadió el invitado de la Fundación Trascendiendo. Hoy demuestra cual es el juego que está haciendo.

“Es bueno que todos sepamos cual es el Juego de Lanata o de Brienza que si bien nada tenemos que ver uno con el otro, es importante que se sepa que cada uno tiene su propio juego periodístico para comunicar, incluido en lo político” .

Sobre el tema ”Identidad y Proyecto Nacional resaltó lo que se está haciendo en defensa del interés colectivo y la exclusión de la mayoría de los sectores sociales al trabajo y desarrollo.
Fuente:CadenaNueve Punto final

Videla no recibirá honores militares 
Es porque fue destituido del Ejército. Además, está en plena vigencia una resolución de hace tres años firmada por la entonces ministr de Defensa de la Nación, Nilda Garré, que prohíbe tales pompas para represores fallecidos
El día que Néstor Kirchner ordenó bajar el cuadro del Colegio Militar. 
CAPITAL FEDERAL, Mayo 17 
El represor Jorge Rafael Videla, fallecido este viernes, no recibirá ningún honor militar cuando sea sepultado, ya que fue destituido del Ejército.

Además, rige una resolución que prohíbe honras en los funerales de integrantes de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas de violaciones a los derechos humanos.

Cabe reseñar que en 2009, la entonces ministra de Defensa de la Nación, Nilda Garré, firmó una resolución en la que se prohíbe terminantemente rendir honores durante su funeral a represores fallecidos, decisión administrativa que sigue vigente.
Fuente:ANDigital


OPINION

AMADO BOUDOU (VICEPRESIDENTE DE LA NACION) 
"Representó una etapa espantosa del país" 
Publicado el 18/05/2013
“Es bueno que haya terminado su vida preso y con una condena de la democracia argentina. Videla representó una etapa espantosa del país, un Estado que llevaba adelante políticas donde la vida humana no valía nada y cuando pensar distinto significaba que te pudieran matar o torturar”. “Hubo políticas que no fueron correctas, pero con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se puso en marcha la normativa para llevar adelante los juicios”.

Martín Sabbatella (titular de la AFSCA): “Murió dónde y cómo deben morir los genocidas y sus cómplices civiles y militares: en la cárcel común y con condena firme por los crímenes que promovieron y cometieron”. Murió uno de los principales responsables del genocidio durante la última dictadura cívico militar. Videla fue alguien que asumió la tarea de hacer posible, a través del terror y la violencia, la implementación del mayor plan de exclusión social, desigualdad económica y concentración de la riqueza del que tenemos memoria en nuestro país”. “Murió dejando en la memoria de los argentinos su plena responsabilidad en la desaparición, persecución, tortura, apropiación, atemorización y asesinato de millones de argentinos y argentinas”

Ricardo Gil Lavedra (diputado radical, ex integrante del tribunal que condenó a la Junta Militar): “Videla será recordado como un dictador que sembró la muerte en la Argentina y produjo la dictadura más sangrienta y terrible. Nunca ha mostrado arrepentimiento sobre los hechos, ni tampoco una reparación a las víctimas”.

Florencio Randazzo (ministro del Interior): “Ninguna muerte nos puede poner contentos, pero realmente Videla ha significado una etapa trágica de la historia argentina. Esto demuestra que, tarde o temprano, la justicia siempre llega. Ha terminado sus últimos años en cárcel común, eso es producto de que ha existido una Justicia que lo ha juzgado y ha pagado con la cárcel las atrocidades cometidas”.

Roy Cortina (diputado socialista): “Con Videla murió la noche más negra de Argentina”. 

Roberto Feletti (diputado Frente para la Victoria): “El genocida Videla murió en la cárcel, cumpliendo condena por sus crímenes. En la Argentina de la década ganada también se derrotó a la impunidad”.
Fuente:ElLiberal


20/05/2013

Sus restos serán velados en Mercedes 
Confirmaron que Videla murió de un paro cardíaco derivado de lesiones y fracturas
El dictador tuvo "una caída mientras se duchaba en el Penal de Marcos Paz". 
Fuentes judiciales confirmaron que el informe preliminar de la autopsia a Jorge Rafael Videla determinó que murió como consecuencia de un paro cardíaco, derivado de las lesiones que sufrió cinco días antes. El estudio señaló que el 12 de mayo el dictador había tenido "una caída mientras se duchaba en uno de los baños del Penal de Marcos Paz, lo que le habría producido fracturas en el pubis y en una de sus costillas". Agregó que el represor "estaba anticoagulado" lo que le produjo una hemorragia interna. Estos resultados fueron comunicados a sus familiares, mientras se esperan las evaluaciones complementarias. Una vez finalizados los estudios, los restos serán enterrados en Mercedes. Allí fue donde el ex presidente de facto, entre 1976 y 1981, comenzó a entablar amistad con Adolfo Tortolo, ex arzobispo de Paraná y vicario castrense.

Los familiares pueden llegar a solicitar la realización de nuevos exámenes complementarios u otros peritajes de los cuales podrían participar peritos de parte. En ese caso, la inhumación de los restos podría demorarse hasta tanto culminen esos estudios.

En principio, algunas versiones indican que los familiares de Videla inhumarán los restos del represor en el cementerio de Mercedes, en la zona noroeste del conurbano bonaerense, ciudad en la que nació, publicó Télam.

El dictador murió a los 87 años cuando cumplía una pena de prisión perpetua unificada por tres condenas: una de ellas por el juicio a las juntas de 1985, otra por torturas y secuestros en la provincia de Córdoba y la restante por apropiación de bebés. Encabezó el golpe militar del 24 de marzo de 1976 y ocupó la presidencia hasta 1981. Actualmente enfrentaba un juicio oral por el Plan Cóndor, la coordinación de la represión ilegal entre gobiernos de facto latinoamericanos.
Fuente:AnalisisDigital

Prensa del mundo recordó a Videla como "cruel dictador" e "ideólogo del terror" 
La prensa internacional recordó hoy al fallecido Jorge Rafael Videla como un "cruel dictador" e "ideólogo del terror" que "nunca mostró arrepentimiento" por los crímenes cometidos durante el último gobierno militar argentino.
El País, de Madrid, ciudad que acogió a miles de argentinos que se exiliaron durante el denominado Proceso de Reorganización Nacional, consignó que "bajo el régimen que lideró de 1976 a 1981 desaparecieron 30.000 personas", recordó que "fue condenado en 2010 a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad" y lo presentó como "el dictador más cruel de la historia argentina".

El Mundo, también de Madrid, recordó que Videla "admitió que hubo robo de bebés y que fueron asesinadas miles de personas" durante la dictadura, pero que "nunca se arrepintió ni tampoco consideró que haya existido 'un plan sistemático' para la sustracción de los hijos a las madres embarazadas.

Le Monde, de París, señaló que Videla "había sido condenado a prisión por la sangrienta represión durante su presidencia", y mencionó que fue un "ferviente católico".

Folha de San Pablo y la BBC coincidieron en acompañar las crónicas con una foto en la que Videla entrega la Copa del Mundo de 1978 al entonces capitán del seleccionado argentino de fútbol, Daniel Passarella: "Nunca mostró arrepentimiento por los crímenes de los que se lo acusaba y por los que fue condenado.

Fue uno de los hombres más controvertidos y odiados de Argentina", subrayó el medio británico.

Folha, por su parte, dijo que "Videla fue el responsable de comandar el aparato de represión que mató a más de 30.000 personas".

El Corriere della Sera, de Roma, indicó que el ex hombre fuerte de la dictadura "guió al país entre 1976 y 1981. Bajo su presidencia, la represión fue terrible", mientras que La Repubblica, también de Italia, recordó que había confesado que hubo "entre siete mil y ocho mil muertos" durante la represión.

En Chile, donde muchos internautas destacaron que Videla murió en la cárcel, a diferencia de lo que ocurrió con el dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990), fallecido en libertad, El Mercurio escribió un perfil de su figura y recordó la "sangrienta dictadura que según estimaciones de organismos de derechos humanos dejó un saldo de 30.000 desaparecidos".

"Dos años después de asumir el poder, se produjo el conflicto limítrofe con Chile, el que estuvo a punto de convertirse en una guerra entre ambos países", destacó el matutino trasandino.

La Tercera, también de Chile, mencionó que "entre 1977 y 1978 Videla inició negociaciones con el general Augusto Pinochet por la soberanía del canal Beagle, situación que casi llevo a Chile a una guerra con el vecino país en diciembre de 1978".

El País, de Uruguay, enfatizó que "tras la recuperación de la democracia en 1983, fue juzgado y condenado a prisión perpetua y destitución del grado militar por numerosos crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno".

El diario Reforma, de México, país que también recibió a miles de argentinos exiliados, hizo hincapié en que "Videla gobernó de 1976 a 1981, los peores años de la última dictadura militar", mientras que el estadounidense Wall Street Journal subrayó que "lideró una junta militar que mató a miles de sus conciudadanos en una guerra sucia para eliminar 'subversivos".
Fuente:26Noticias


18.05.2013

La herencia que el dictador nos legó 
Videla no sólo dejó miles de desaparecidos, sino la deuda externa que fue una herramienta de dominación.

Por: Alberto Dearriba 

El sangriento dictador murió como correspondía: en una cárcel común, condenado de por vida por la justicia y despreciado por la mayor parte de la sociedad. Era el último integrante de la Junta Militar que asaltó el poder institucional en 1976 para producir una masacre de militantes, modificar la matriz económica y sepultar definitivamente a la sociedad populista por otra basada en el individualismo. Los creyentes dirán que ahora será sometido al juicio definitivo de Dios. Pero, felizmente, la sociedad argentina lo condenó en vida. El primer presidente de la democracia recuperada en 1983 lo había metido preso, el segundo lo indultó y –con el gesto histórico de descolgar su cuadro del Colegio Militar– el quinto propició el clima político que lo envió a prisión definitivamente en sus últimos años.

A fines de octubre de 1975, Jorge Rafael Videla había anticipado partes de sus planes desde Montevideo, durante una reunión de ejércitos americanos que coordinaban su accionar en la región bajo la supervisión del U.S.Army. "Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas necesarias para lograr la seguridad del país", dijo impávido. En realidad, era "preciso" matar a mansalva si el objetivo era terminar con la sociedad populista, imponer al sector financiero por sobre el productivo y acabar con todo vestigio de las ideas revolucionarias de las décadas del 60 y del 70. El genocidio no fue sólo un acto maléfico, sino la herramienta funcional para edificar la sociedad individualista y terminar con la secuencia de gobiernos populares seguidos de golpes militares, iniciada en septiembre 1930 con la caída de Hipólito Yrigoyen.

El ex general Videla, el ex almirante Emilio Eduardo Massera y el ex brigadier Orlando Ramón Agosti no se propusieron dar un golpe más, sino el golpe definitivo. Los tres murieron de muerte natural, lo cual no es un dato menor. Y también el civil que fue ideólogo del paradigma económico que se mantendría, con parches, hasta diciembre de 2001, cuando se desplomó junto al sistema político e institucional en medio de la pobreza y la desolación que produjo. El principal conspirador civil, José Alfredo Martínez de Hoz puso el rasgo liberal, la impronta de mercado, que sólo podría haberse aplicado entonces acompañada del accionar represivo de la cúpula militar. Curiosa contradicción la de los neoliberales argentinos: autoritarios en lo político y liberales en lo económico. A diferencia de sus camaradas nacionalistas de dictaduras anteriores, Videla era un defensor de la libertad de mercado y un detractor del Estado. Sentado como usurpador en el sillón de Rivadavia, el ex general se quejó amargamente ante el secretario general de la Presidencia,general José Villarreal, por las trabas que tenía su gobierno para privatizar los ferrocarriles: "¡Pareciera que si vendo los ferrocarriles estoy vendiendo la bandera argentina!", se quejó.

Trece años después, Carlos Menem, un presidente proveniente del movimiento peronista, cumpliría el sueño de Videla luego de la mayor operación de travestismo político. Pero el tirano y sus camaradas habían segado antes las malezas que impedían la desaparición del Estado en favor de la utopía de mercado. Esa que sostenía que, una vez desaparecidas las regulaciones, la economía crecería y derramaría riquezas sobre todos los sectores sociales.

El cuento que contaba Martínez de Hoz y profundizó Menem no se verificó precisamente en la práctica. Por el contrario, el modelo económico que comenzó con la dictadura, que no supo o no quiso cambiar Raúl Alfonsín y que profundizó el riojano, produjo miseria, desempleo, exclusión social y desesperanza generalizada.

Sin embargo, la mayor de las felonías que los militares le legaron a la democracia fue la deuda externa, que fue creciendo luego exponencialmente al refinanciar intereses sobre intereses. La dictadura produjo en siete años un salto estratégico de las obligaciones externas que se quintuplicaron entre 1976 y 1983. La pesada herencia se convirtió en una herramienta de dominación inmanejable para los sucesivos gobiernos democráticos. Menem exageró la receta hasta el hartazgo: tipo de cambio fijo con abundante financiación externa.

La historia comenzó a cambiar después del estallido del modelo neoliberal en diciembre del 2001 y tuvo un vuelco central en 2003, cuando Néstor Kirchner delineó un programa económico que frenó la sangría mediante una estrategia de desendeudamiento que incluyó una quita substancial de la deuda y el cierre de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sin embargo, un argentino nacido cuando Videla ocupaba la casa de gobierno y avalaba el endeudamiento piloteado por Martínez de Hoz –quién era vivado en los foros internacionales– todavía padece hoy las consecuencias de aquellos "éxitos".

El kirchnerismo debió levantar la pesada hipoteca que estalló cuando los bancos se quedaron con los dólares de los ahorristas en un proceso de valorización financiera que se inició con la dictadura. La presidenta Crisitina Fernández acaba de recordarles a los sectores medios que golpeaban las puertas de los bancos en 2001 que fue el actual gobierno el que les devolvió los ahorros a través de los Boden 2012. Las actuales restricciones al atesorameinto de dólares, que tanto irritan a los sectores medios, tienen como origen el estrangulamiento del sector externo,signado centralmente por el pago de la deuda externa, que se convirtió en un pesado problema durante la dictadura de Videla.

A 37 años de aquel golpe militar, la Argentina no sólo llora a sus hijos asesinados salvaje y masivamente bajo la dictadura de un hierático general que creía cumplir una misión divina, sino que las huellas de su herencia son perceptibles en los efectos perniciosos y restrictivos del default. Muchos argentinos entregaron su vida en un instante para oponerse a la dictadura. Pero muchos otros pagan durante años con condiciones de vida. Pese al desempeño virtuoso de la economía en la última década, la Argentina –el mal alumno que sacó los pies del plato–no posee financiación internacional accesible para sus proyectos de desarrollo estructural y productivo.

Si bien el kirchnerismo logró modificar el perfil de mercado que la dictadura militar que encabezó Videla originalmente le impuso a la economía nacional, todavía subsisten rémoras que deben ser modificadas para certificar que no solo el dictador, sino sus ideas, están definitivamente muertas. El exponente más claro es la ley de entidades financieras, que fue una de las piedras angulares del modelo económico de los militares y que –aunque emparchada– mantiene su vigencia.

Para pasar de la economía de producción que subsistía destartalada durante el gobierno de Isabel Martínez, a otra en la que era mucho más rentable especular financieramente, los "chicago boys" de Videla impusieron un nuevo régimen de entidades financieras con absoluta libertad de tasas. Cualquier jubilado o despedido con indemnización, sabía cuál era la financiera que pagaba más por un depósito a plazo fijo. Cualquier capitalista tenía claro que el mejor negocio no era montar un comercio o una pequeña empresa, sino apostar en la timba financiera que proveía de "plata dulce". El destierro definitivo de aquella cultura requiere avanzar en el modelo de producción, empleo y distribución de la riqueza. Sólo entonces Videla y sus camradas quedarán definitivamente enterrados.
Fuente:InfoNews 

Opinión
Sábado 18 de mayo de 2013 
La muerte de un dictador
por Rogelio Alaniz 
Se dice que cuando a Talleyrand le informaron que Napoleón había muerto en la isla de Santa Elena, dijo con su habitual y glacial estilo: “Su muerte en su momento podría haber sido un acontecimiento; hoy es apenas una noticia”. En efecto, Francia, Europa y el mundo habían cambiado, y para esa fecha Napoleón era una noticia del pasado o un dato de la historia. 

Videla no es Napoleón claro está, pero podemos admitir que si hubiera muerto en 1980, por ejemplo, su desaparición no sólo habría movilizado a las Fuerzas Armadas para rendirle honores como jefe militar y presidente, sino que esos honores hubieran sido también propiciados por un sector mayoritario de la clase dirigente. 

En 2013 la soledad política de Videla era absoluta. Salvo sus familiares, un grupo reducido y marginal de militares retirados y la inefable Cecilia Pando, nadie dijo una palabra de apoyo a quien durante cinco años fuera, nos guste o no, presidente de los argentinos, el hombre que en 1976 contó con adhesiones mayoritarias y que en 1978, si hubiera tenido la astucia de convocar a elecciones aprovechando los beneficios de la plata dulce y la euforia del Mundial, apuesto doble contra sencillo que habría contado con insospechadas adhesiones populares.

En una de sus últimas declaraciones, el ex dictador dijo que Dios nunca le había soltado la mano. Si esa frase le servía de consuelo, allá él; pero lo seguro es que la que le había soltado la mano era la derecha argentina, la misma derecha que en su momento lo consideró el salvador de la patria y el hombre llamado por el destino para poner orden en un país desquiciado.

Al momento de morir, Videla era un anacronismo absoluto. Condenado por los jueces, por la política y por los hombres, se aferraba a un Dios hecho a su imagen y semejanza para eludir la soledad y las culpas, si es que alguna vez las tuvo. No sé si su muerte pertenece a Dios o a la eternidad, lo que sé es que esta muerte lo instala a Videla en la historia. Desde hacía años, desde la recuperación de la democracia y, muy en particular, desde el momento en que Alfonsín decidió sentarlo en el banquillo de los acusados, Videla empezó a ser un objeto del pasado. Hoy ya lo es de manera absoluta. Ninguno de los problemas sociales o políticos que atraviesa la Argentina en la actualidad tiene que ver con su tiempo. La cronología, en este sentido, es más implacable que cualquier decisión humana. 

Cuando Videla llegó al poder en 1976, el ochenta por ciento de los argentinos no había nacido o eran niños. Hoy, una persona de cincuenta años (la misma edad que tenía Videla cuando llegó al poder) en aquel año recién iniciaba sus estudios secundarios. Los años de Videla fueron los de la Guerra Fría, las doctrinas de seguridad nacional y los mesianismos militares. Ahora tenemos otros problemas, tal vez más graves o más trágicos, pero que poco y nada tienen que ver con los dilemas que se nos presentaron hace casi cuarenta años. Les guste o no a algunos, la historia hace rato que dio vuelta la página, y los problemas, y tal vez las esperanzas, de la Argentina están en el futuro, no en el pasado.

La dictadura militar que Videla representó institucionalmente dejó su huella de sangre y muerte, y tal vez ello haya sido su absoluta y perversa originalidad. Nunca en la Argentina en nombre de Dios, del Estado y del modo de vida occidental y cristiano se mató tanto, con tanto entusiasmo y desplegando tantos recursos. Videla fue el responsable de esa decisión, pero no el único. Su dictadura, calificada por O’Donnell como burocrática-militar, encarnó un proyecto colectivo que comprometió a militares y a actores decisivos de la economía, las finanzas y la política. 

Titular de la dictadura, su poder difirió del de los dictadores bananeros al estilo de Trujillo o Somoza; o de regímenes castrenses como el de Pinochet, en donde el carisma o la gravitación personal del dictador fue importante a la hora de tomar decisiones. La mediocridad de Videla, su absoluta ausencia de carisma, su liderazgo rutinario y burocrático, fueron de alguna manera un testimonio acerca del carácter colectivo de una experiencia autoritaria y criminal. Él fue nada más y nada menos que el rostro de un proyecto político que para poder realizarse incluía la masacre de miles de argentinos. La novedad en todo caso es que ese rostro taciturno, esa suerte de trágica calavera, haya probado que lo siniestro también puede adquirir una expresión circunspecta, formal, dotada incluso de ciertas intenciones de corrección política que sedujeron no sólo a los tradicionales bonetes de la derecha, sino a los encanallados dirigentes del Partido Comunista, quienes no vacilaron en traicionar ideales por un cargamento de trigo a la URSS. 

Hoy miro las portadas de los diarios y me asombra la lluvia de condenas. Boudou lo califica de genocida, justamente él, el hombre que por filiación ideológica y catadura moral habría apoyado jubiloso a los jefes militares. Héctor Timerman, por su parte, parece haber olvidado que en marzo de 1976 dirigía el diario La Tarde, y que en uno de sus titulares de tapa felicitaba a los militares por la faena represiva que estaban realizando. 

Bienvenidas de todos modos las condenas contra un dictador y una dictadura; pero tengo la obligación moral de decir que todo habría sido menos trágico y menos sórdido si esas condenas se hubieran emitido en su momento, cuando la dictadura era fuerte y Videla era formalmente el hombre más poderoso de la Argentina. Es verdad que con los años he aprendido a conocer las debilidades y contradicciones de la condición humana, incluidas las mías, pero convengamos que para todo hay un límite. Se puede entender, cómo no hacerlo, que en marzo de 1976 millones de argentinos aprobaron el Golpe de Estado contra un gobierno corrupto e incompetente, pero se hace más difícil entender que esa adhesión haya continuado cuando ya se sabía lo que estaba pasando en materia de terror estatal, o que para 1983 el candidato a presidente del peronismo ponderase los beneficios de la amnistía a los militares.

Es que no son las conductas del pasado las que merecen reprocharse, sino las conductas del pasado con relación a las fanfarronadas del presente. Algo anda mal, algo no encaja en términos éticos cuando personajes como Boudou, Timerman o esa otra funcionaria de la dictadura que se llama Alicia Kirchner, se atropellan para hacer declaraciones contra Videla. Algo no cierra políticamente cuando los mismos que se hicieron millonarios aprovechándose de las leyes de la dictadura de Videla, los mismos que aprobaron la amnistía de 1983 y los mismos que en los años bravos ni siquiera presentaron un habeas corpus a favor de los detenidos, pretendan luego transformarse en los paladines de una causa en la que nunca creyeron o en enemigos de un régimen al que nunca combatieron y en más de un caso apoyaron o se beneficiaron con él. 

En lo personal, su muerte no me provoca alegría, y mucho menos tristeza. Como se dice en estos casos, el daño ya está hecho. Me parece bien que el gobierno haya declarado que ninguna muerte debe ser motivo de júbilo. Recuerdo que cuando en febrero de 1931 murió el dictador Uriburu, el mismo que había iniciado el ciclo de cuartelazos militares en la Argentina, Alfredo Palacios dijo en el Congreso que de su boca jamás saldría una palabra ofensiva contra el hombre al que combatió en vida. Algo retórico, como correspondía a su estilo, pero en el fondo una apreciación justa. 

El dictador ha muerto y al respecto queda poco, muy poco que decir. En mi caso, a modo de epígrafe, lo despediría con algunos versos del poema de W. H. Auden, “Epitafio a un tirano”: “Una suerte de perfección era la que perseguía / y la poesía que inventaba era fácil de entender... / cuando reía venerables senadores estallaban de risa / y cuando lloraba los niños morían en las calles”. 


Nunca en la Argentina en nombre de Dios, del Estado y del modo de vida occidental y cristiano se mató tanto, con tanto entusiasmo y desplegando tantos recursos. Videla fue el responsable de esa decisión, pero no el único.

Fuente:ElLitoral



[H.I.J.O.S.] Los Videla, por H.I.J.O.S. Capital‏
Los Videla: al mediodía, en minutos, la familia del genocida Videla recibirá por parte del juez el informe completo sobre las causas de su muerte y podrán retirar el cuerpo para despedirlo. Tendrán el derecho a la verdad, al duelo, a la despedida. Nosotros todavía no lo tenemos: no tenemos los cuerpos, ni las causas de las muertes (asesinatos), ni la verdad. Convivimos con un duelo incompleto, con la despedida hasta siempre. 

Ese cuerpo que sigue en la morgue tuvo un poder casi absoluto sobre la vida y la muerte y ahora está ahí, donde van los muertos. Pensamos qué habrá salido de adentro del genocida Videla cuando le hicieron la autopsia: ¿estarían ahí adentro del genocida todas las respuestas que nunca nos llegaron por los hábeas corpus que presentamos?, ¿estarían ahí adentro las listas de los apropiadores de nuestros hermanos?, ¿estarían ahí adentro de Videla los nombres de los lugares donde están los cuerpos de los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos?, ¿estarían ahí adentro de su cuerpo todas las verdades que necesitamos?
Estaban, pero se las llevó al silencio eterno. Sólo queda que los demás, los vivos, digan lo que saben y nos
devuelvan el derecho a la verdad y al duelo. Sólo les falta aprender de las Madres lo que es la dignidad y hablar. 

H.I.J.O.S. Capital
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio


H.I.J.O.S.
Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio
17 años en Lucha
www.hijos-capital.org.ar

OPINIÓN  


Murió Jorge Rafael Videla. Se murió el perro.
LA noticia me sorprendió en la sala de espera del oculista, es que no estoy viendo bien. Pero al revisarme, mi visión había mejorado… ¿será casualidad? ¿Será que ciertos estados de ánimo mejoran la salud?
Con avidez escuché las noticias, luego busqué en los diarios detalles de la muerte del dictador, sin encontrar fondo a mi ambición de detalles de “la partida” de Videla.
Las primeras informaciones fueron que la noticia había sido dada a los medios en primera instancia por Cecilia Pando, una militante de la causa de la dictadura, rabiosa defensora de los represores, furibunda (no debería emplear este término para ella, estando asociado al Che) atacante de los familiares de desaparecidos. La hemos visto decir con todas las letras que ella defiende hasta “la causa de los que ROBARON bebés”, dicho así, sin eufemismos.
Lo segundo que oí, fue que Videla murió en una cárcel común, no en su casa, no en un hospital. Murió sentado en el inodoro de una cárcel común.
Las dos cosas hicieron una sola, se me unieron en un sentimiento de cierta justicia.
Y traté de pensar lo obvio, el por qué la noticia me retribuía esta satisfacción. Y si bien es cierto que –como dice Benedetti- la muerte no los redime pero algo es algo, esta muerte en particular estuvo cargada de significados, al menos para mí.
En  mi exilio, desde mis 12 años de edad, instalé en la figura de Videla toda la concentración del sufrimiento, del dolor, del miedo, de la sangre derramada, de la falta de tantos desaparecidos, de la impotencia, del sentimiento de extrañar a la familia, de las muertes de seres queridos y otras cosas más.
Y fue tremendo ver a semejante figura, luego de ser condenado en los juicios (deficientes) del “Nunca más”, muerto de risa en su casa, no en la cárcel y aún, escapándose impunemente saliendo de su prisión domiciliaria. Algunas alegrías tuvimos cuando HIJOS lo escracharon en su casa para un aniversario del 24 de marzo, y me imaginaba llegando al edificio donde vivía y pintarrajeando la puerta de entrada, porque él vivía en un cómodo 5° piso de la avenida Cabildo. Pero la creatividad de los H.I.J.O.S. no tiene fin, y llevaban una grúa preparada y subieron hasta el 5° y le tiraron en sus ventanas cerradas las bombitas de pintura roja, quedando su casa “manchada de sangre”, como sus manos, como su interior, como él entero.
Y siempre que pienso en el golpe del ’76 lo veo a Videla con ese rictus de hijo de puta, con el cliché del militar bruto, ignorante y esquemático: la gomina que no deja escaparse ni un pelo, nada puede revelarse ni estar a sus anchas; el bigote prolijo y ese tic nervioso que lo hace aún peor. Estira la mandíbula hacia adelante al tiempo que gira la cabeza hacia la izquierda, como acomodándose el cuello, la corbata o qué sé yo. Los labios apretados como los carrillos y esa cara de rata. Rata, perro, hijo de puta.
Argumentó y justificó el robo de bebés diciendo que salvaría a los nenitos de estar en casa de “extraños” (¿quiénes serían los extraños? ¿Los familiares de los desaparecidos, por ende, familiares de los chiquitos?). Pero no se acordó que a su hijo oligofrénico lo dejó con extraños porque no lo soportó. Quedó apilado con otros muchos pacientes en la Colonia Montes de Oca y murió solo sin que nunca lo fuera a visitar ni él (su papá), ni la madre que lo parió ni ninguno de sus hermanos. En las entrevistas para revistas infames de sociedad que le chupaban las medias, nunca lo mencionó. No existía… ¿sería un desaparecido que no tiene entidad, como los definió en una rueda de prensa?
Pensé que haberlo encontrado muerto (me lo imaginé) sentado en un inodoro de una cárcel común sería un símbolo de la justicia que no llega.
Por un lado, la satisfacción de haberlo visto de tribunal en tribunal, negándose a declarar porque según su lógica no tenían autoridad para juzgarlo más que los militares y que su accionar respondió al de un país en guerra. Pareciera que ignoraba que incluso lo insólito de que haya “reglas” para la guerra y sus prisioneros no fue respetado. Lo juicios y todos los beneficios que Videla tuvo, no lo tuvieron los 30.000 desaparecidos: el beneficio de defenderse, de poder cumplir la condena que corresponde a cada delito. La cárcel no es un castigo, la cárcel está para que el acusado no cause más daño a la sociedad o a sí mismo estando en libertad. ¿Cuáles fueron los crímenes que cometieron los 30.000 que no merecieron ni justicia? ¿Qué culpas estaban pagando los hijos –más de 500- secuestrados de los desaparecidos?
Es un pequeño alivio que Videla no esté más vivo, pero se llevó los secretos que todos estábamos esperando, que revelara dónde están, aunque sea algunos, de los desaparecidos y los nietos secuestrados.
Lamentablemente estuvo demasiado poco preso, incluso ya con carita de viejito inofensivo, sin ni siquiera los tics característicos de su ser. No logré verle nunca cara de inocente, siempre tuvo la mirada de asesino sanguinario que fue.
Pero murió, en el inodoro de una cárcel común, tempranito, como corresponde a un militar.
VERÓNICA HABICHAYN 


24 de marzo*

Luis Rodeiro


El presente texto está basado en el libro de María Seoane y Vicente Muleiro, El Dictador, Editorial Sudamericana. Un libro imprescindible para entender la historia del horror que vivimos los argentinos. Fue publicado en la sección Lecturas de La Voz del Interior el 16 de marzo de 2006. Trate de entrar en el pensamiento de un mesiánico. No es el único ejemplar. Al día siguiente, recibí un llamado telefónico, felicitándome. Estaba convencido que ése que describía era su prócer. Me aterroricé.  Sólo he cambiado el titulo 24 de marzo, simplemente por Videla.


Es imposible dormir. Puedo cerrar los ojos, sí. Puedo sentir que los párpados pesan, pero no puedo dormir. Me veo una y otra vez frente a ese tribunal de leguleyos, que me humilla. A mi, el Elegido, el vencedor, el que dio todo de sí, para salvar a la patria. La patria que me da la espalda, como si fuera un delincuente. Escucho: 66 asesinatos, 306 secuestros, 93 casos de tortura, 4 de ellos seguido de muerte. Miserables. En nombre de qué, de quién, me juzgan. Tengo el honor de una victoria. Y siguen y siguen, ahora con el secuestro de niños, hijos de subversivos. Miserables. Fiel a mi estirpe de militar, los he despreciado con mi silencio. Cagatintas despreciables, invocando derechos humanos que los subversivos no ejercieron. Juzgar a un patriota que supo defender con honor a la nación agredida. Que supo cumplir con creces objetivos superiores, fidelidad que los jueces y los políticos jamás entenderán. Cómo podía esta estirpe híbrida y antojadiza de civiles enjuiciar a un general de la Nación. Cuando me hablaban, asumía la posición de firme, erguido como nunca, los brazos a los costados. El mentón hacia delante, la mirada en el horizonte, el gesto adusto, como tantas veces lo había hecho y exigido en el cuartel. Miserables. Y mientras espero el sueño que no viene, vuelvo a escuchar las infamias, escucho a los hijos de los subversivos, mala simiente, que me insultan, que me gritan ¡Asesino! Me aterra el silencio del pueblo que salvé del comunismo. Mi pueblo ingrato. Dios me pone una y otra vez a prueba. Es cierto, por allí flaqueo y como el hijo me digo: Ay, Dios, ¿por qué me has abandonado? Pero cumplí con él. Fui yo el que unió a las fuerzas armadas y aplastó al enemigo subversivo. No podían creerlo. Yo el hombre gris, según algunos camaradas. El que supo esperar el momento para trascender. Paciente, silenciosamente. Si no era yo, quien... Me puse al frente de todo, por encima de todos. No era fácil. Había que poner a todas las fuerzas armadas y a todo el Estado al servicio de la represión. No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, diez mil, treinta mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos. Es lo que enseñaban los manuales de la represión en Argelia, en Vietnam. Estuvimos todos de acuerdo. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero ¿qué es lo que podíamos señalar? ¿El mar, el río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo. Para nosotros era una guerra. Ni vivos, ni muertos: desaparecidos. Yo lo había dicho, con todas las letras, en la Conferencia de Ejércitos Americanos: si es preciso, en la Argentina, deberán morir todas las personas necesarias para lograr la seguridad del país. Era una causa justa. No nos podíamos equivocar. Para nosotros era una guerra, la guerra del escarmiento. Y en una guerra no hay neutrales. Lo había dicho de una manera brutal Saint Jean: “Primero eliminaremos a los subversivos; después a sus cómplices; luego a sus simpatizantes; por último a los indiferentes y a los tibios”. No se debía decir así, los ojos del mundo estaban sobre nosotros. Le faltaba tino. Pero era un soldado, no un político. Por eso yo sólo negaba. Hasta los yanquis defeccionaban. Había que hacerlo. Armados y desarmados, todos. Un nuevo país. Sin escoria. Qué guerra sucia o limpia. Nuestra guerra era justa. Era el mandato de la patria. La súplica de Dios. Había que defender nuestro estilo de vida. Había que imponer el orden. Pero no bastaban las palabras. Había que organizar. Había que armar, escoger a los más decididos. Complicar a todos. A marinos y aviadores. Había que disponer de centros clandestinos de detención. Había que coordinarlos: 364 en 11 provincias. Era una guerra de inteligencia. Se requería información. Y había que conseguirla de cualquier forma. Y sí, una forma efectiva es la tortura. En este preciso momento, en alguna comisaría donde se procure obtener información, se debe estar torturando. Para mi no hay guerras sucias. Hay guerras justas o injustas. La nuestra era justa. Y santa.  Yo me puse al frente de todo. Era mi destino. Había sido elegido por Dios y mis camaradas. Había que delinear el funcionamiento de los Grupos de Tareas, había que organizar a los oficiales en células como la de los terroristas. Había grupos que debían encargarse de las operaciones, otros de la logística, otros de la inteligencia. Yo conocía todo. Yo estaba por encima de todos. Cada noche leía el parte de las operaciones. Daba gracias a Dios. Era una tarea inmensa. Di todo de mi. Me hice duro, como lo reclamaban las circunstancias.  Es lo que no podrán entender nunca los cagatintas, estos civiles anodinos que no conocen el honor militar. ¿Cómo pueden juzgarme?. Pienso y pienso y el sueño no viene. Me duele el silencio de los que yo creí compatriotas. Yo sentí sus aplausos. Grité junto con ellos los goles del Mundial. Ellos que tuvieron el privilegio de ser protagonistas de un momento crucial de nuestra historia, pero no supieron asumir el compromiso y mucho menos afrontar las consecuencias. Es un pueblo timorato, un pueblo derrotado, un pueblo que no reconoce a los héroes, a los que dieron la vida para que ellos vivan. Ingratos. Yo le agradezco a Dios, que nunca me ha abandonado, a pesar de mis dudas, por haberme dado la vida. Y gracias a la vida ... glosando una canción, más allá de que pueda gustar o no su intérprete, gracias a la vida que me ha dado tanto. Sólo le pido, ahora, que me premie con el sueño reparador, que ahuyente las imágenes –que como en una película- no me dejan dormir. Me han negado el honor de la victoria. Yo no tengo odio personal contra ningún subversivo. Pero en ellos estaba la destrucción de la patria. Preso como un delincuente. Fue una victoria negada por los políticos y los cagatintas. Pero es allí que me asalta la otra duda que posterga mi sueño: fue para nosotros una guerra librada por un enemigo encubierto, sin bandera ni uniforme, de la que yo me pregunto si hoy podemos decir con certeza si, más allá de las operaciones militares, ha terminado. Y no me atrevo a dar una respuesta. No puedo dormir, Dios, mi único consuelo. Me vuelve una y otra vez la imagen de un desfile, pero no militar, de miles y miles de extrañas figuras, como muertas, deambulando frente a mi, calladas. Instintivamente me pongo, imaginariamente, desde la cama, en posición de firme, con los brazos a los costados, apretados los dientes, como un soldado, esperando que pasen y llegue el sueño. Pero vuelven.


radar
Domingo, 19 de mayo de 2013
F.MERIDES TRUCHAS

Por Daniel Paz

21.05.2013
Autorizaron la entrega del cuerpo del genocida Jorge Videla 
Según informó el abogado Adolfo Casabal Elia, la familia del dictador no pedirá nuevas pericias al cuerpo. "Aún no se resolvió dónde será enterrado el cuerpo", informó el abogado. Sus restos serían trasladados a Mercedes, donde ya se conocieron expresiones de rechazo. 
Autorizaron la entrega del cuerpo del genocida Jorge Rafael VidelaSegún informó el abogado Adolfo Casabal Elia, la familia del dictador no pedirá nuevas pericias al cuerpo. Videla fue encontrado muerto el viernes pasado en el baño de su celda, en el penal de Marcos Paz, donde cumplía con tres condenas por delitos de lesa humanidad. Los resultados preliminares de la autopsia realizada ayer al cuerpo del genocida arrojaron como conclusión que el represor sufrió una muerte traumática. 

Según se conoció, Videla tuvo una caída cinco días antes de su fallecimiento que le provocó fractura de pubis, rotura de una de sus costillas y hemorragias internas. 


"Aún no se resolvió dónde será enterrado el cuerpo", informó el abogado. Ante los rumores que indicaban que el genocida sería sepultado en Mercedes, su ciudad natal, vecinos del lugar manifestaron su repudio y recordaron a sus desaparecidos durante la última dictadura.

Fuente:TiempoArgentino


MALVENIDO
Por Laura Vales
La versión de que Videla sería enterrado en la bóveda familiar, que está en el cementerio de Mercedes, desató un fuerte repudio y organismos de derechos humanos y la municipalidad instalaron en su frente carteles con los nombres de los asesinados y desaparecidos de la localidad.


VECINOS Y ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS MERCEDINOS REPUDIAN QUE EL DICTADOR VIDELA SEA ENTERRADO EN EL CEMENTERIO MUNICIPAL
Los vecinos de Mercedes no lo quieren ver ni muerto
La versión de que lo llevarían al panteón que su familia tiene allí disparó las reacciones. Desde ayer a la tarde, el cuerpo está disponible para la inhumación. El municipio colgó paneles con los desaparecidos locales.
Por Laura Vales
Los vecinos de Mercedes no quieren que Jorge Rafael Videla sea enterrado en su cementerio. La versión de que su cuerpo podría ser llevado al panteón que tiene ahí su familia movilizó a las fuerzas políticas y organismos de derechos humanos, que salieron a repudiar la figura del dictador. La Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad colgó de lado a lado en la entrada del cementerio 22 paneles en los que se puede leer la historia de los desaparecidos mercedinos. Los carteles van a quedar en el lugar, para que si Videla es llevado al panteón, el cortejo deba pasar junto a los nombres de sus víctimas.

El cementerio es municipal y muy antiguo; casi todas las familias que tienen o tuvieron peso en Mercedes cuentan con su bóveda. Los Videla tienen una donde están los restos del padre del dictador, Rafael Eugenio Videla, y le quedan dos sitios libres. No necesitan de la autorización del municipio para llevar ahí el cuerpo, aunque sí deben informarlo previamente. Hasta ahora no han realizado el trámite.

Ayer, el juez federal Pablo Salas notificó a la familia de Videla que a partir de las 16 podían retirar el cuerpo para su inhumación, aunque como la causa sobre el fallecimiento todavía está abierta, no tienen autorización para cremarlo.

El informe preliminar de la autopsia determinó que Videla murió el viernes como consecuencia de un paro cardíaco derivado de las lesiones y fracturas que sufrió cinco días antes, al caerse cuando se bañaba.
Según el estudio, Videla tuvo el domingo “una caída mientras se duchaba en uno de los baños del Penal de Marcos Paz, que le habría producido fracturas en el pubis y en una de sus costillas”. El preso estaba tomando medicación anticoagulante, lo que, con las fracturas provocadas por la caída, le produjo una hemorragia interna que derivó en un paro cardíaco.

El juez Salas ordenó, junto con la autopsia, una serie de estudios complementarios, entre ellos uno toxicológico, que estará terminado recién dentro de 20 días. Por esto, los familiares no tienen autorización para la cremación, como era su intención inicial. En el juzgado no descartan, por otra parte, la posibilidad de que la familia pueda pedir nuevas pericias, por lo que los restos no pueden incinerarse.

Las reacciones ante la posibilidad de que sea llevado a Mercedes atravesaron todo el arco político de la ciudad. Desde La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro, parte de una familia mercedina con varios desaparecidos, no se opuso a que sea enterrado allá, pero apuntó que le hubiera gustado que el represor “dijera dónde están enterrados los cuerpos de nuestros familiares desaparecidos para poder llevarles una flor, cosa que no podemos hacer nosotros y sí podrán los familiares de él”.

“No tengo resquemor de que esté en Mercedes, porque cuando uno muere, se terminó quien era”, dijo en el mismo sentido Juan Carlos Benítez, actual edil de Mercedes y ex detenido-desaparecido del centro clandestino El Vesubio. Otros vecinos pidieron a través de las redes sociales a la intendencia “que haga algo para que no traigan” a Videla al cementerio local.

El tema es especialmente doloroso porque en el cementerio donde está el panteón de la familia Videla están tres de los padres palotinos asesinados en la masacre de San Patricio: Pedro Duffau, Alfredo Leaden y Alfredo Kelly, recordó ayer el director de Derechos Humanos local, Marcelo Melo. Sus nombres, junto con una reseña de cómo murieron, están entre los paneles que la intendencia mandó a instalar ayer en la puerta, en una mañana fría y nublada. “Hasta ahora habíamos usado los paneles como muestra itinerante. Los llevamos al cementerio después de hablar con la gente de la Comisión de familiares y amigos de desaparecidos, con la intención de hacer un gesto que mostrara que tenemos memoria y estamos a favor de la justicia.”

Videla ya era persona no grata en Mercedes, la ciudad donde había nacido el 2 de agosto de 1925. En 1998, el Concejo Deliberante, por unanimidad, había votado esa declaración de indeseable, que compartía con Emilio Eduardo Massera. El dictador no había vivido en Mercedes muchos años, ya que ingresó siendo muy joven a la escuela militar. Cuando era presidente de facto hizo una visita oficial que estuvo rodeada de la acostumbrada fanfarria que acompañaba sus llegadas a las ciudades del interior; pero tras la caída de la dictadura, verlo en las calles de la ciudad donde vive su única hermana, María Videla de Espil, no fue lo habitual.

En el debate hubo dirigentes que se mostraron abiertamente en contra de que la tumba de Videla se instale en su ciudad. “No queremos que Mercedes se convierta en el lugar de paseo y reverencia de la derecha fascista, ni que el genocida sea enterrado al lado de compañeros que perdieron la vida durante su dictadura”, planteó José Luis Pisano, del Partido Socialista.

En el local de su partido, conocido como la Casa del Pueblo, durante la tarde se reunieron los dirigentes de la izquierda local para discutir una respuesta común. Acordaron realizar, mañana a las siete de la tarde, un acto en la plaza principal para repudiar a la figura de Videla. Además del socialismo participarán el Partido Comunista, Nuevo Encuentro, la asamblea popular de Mercedes, el Partido Obrero y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.

“Estamos satisfechos de que Videla haya muerto condenado”, sostuvo José Lasalle, de la Liga, en ese sentido, “pero al mismo tiempo no debemos olvidar que su muerte no es un punto y aparte, porque hay que continuar con las investigaciones. Desgraciadamente murió sin dar ninguna información con respecto a tantos nietos de los que no sabemos el paradero”.


EL DEBATE EN MERCEDES - MARCELO MELO
“No estamos de acuerdo”
Ya cayó la noche sobre Mercedes y el secretario de Derechos Humanos del municipio, Marcelo Melo, está en la puerta del cementerio. “Acá hay guardia, no se puede hacer nada sin un permiso, no es cierto que lo hayan traído a la madrugada”, explica sobre el traslado de los restos del dictador Jorge Rafael Videla a esa ciudad. Hace dos años que ejerce el cargo que creó la actual gestión comunal, pero recién ayer se enteró de que una hermana de Videla estaría viviendo en Mercedes.

–¿Tiene información sobre el eventual entierro que la familia pretendería hacer en el cementerio municipal?

–No hay nada, estamos hablando de supuestos, este lugar está cerrado y no se abre hasta las 8. Estoy con el jefe del cementerio, si van a traer un cuerpo, él lo sabría. Sabemos que pueden llegar a traerlo porque tienen dos bóvedas, pero si bien el cementerio es municipal, ellos son dueños de esas bóvedas. No tenemos legalmente nada que pueda impedirlo, no estamos de acuerdo, y vamos a marcar una política de repudio al hecho, pero otra cosa no podemos hacer. En realidad, es una forma de demostrar que no somos lo mismo que ellos, por más que se me revienten las tripas, es mejor dejar que lo entierren donde quieran. Como mercedino, ya llevo la mochila de que también fue el peor genocida de la historia, independientemente de que el cuerpo esté aquí o no.

–¿Pero cuál es el sentimiento de los demás actores vinculados con la lucha por los derechos humanos y los familiares de las víctimas de la dictadura?

–En la Comisión por la Memoria lo charlamos y todos repudian. A todo el mundo le jode, hay un rechazo, pero por más que estés en contra no podés hacer nada, él va a tener la posibilidad de que lo vengan a llorar, cuando los familiares de los desaparecidos no la tienen. Para mí el cuerpo es una cáscara, lo que hizo en vida fue un terrible, pero lo que le pase una vez muerto, me es indiferente.


 EL DEBATE EN MERCEDES - DIANA MANOS
“No podemos hacer lo mismo”
Diana Manos integra la Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Asesinados de Mercedes y cuenta que con la creación de la Comisión Municipal por la Memoria el espacio “se institucionalizó”. Como mercedina sabe que los Videla tienen dos bóvedas familiares, la de ellos y la de los Redondo Ojea, por parte de la esposa del dictador. “En mi opinión hay que dejar que lo entierren acá, no podemos hacer lo mismo que hizo con los 30 mil desaparecidos, tiene que tener su lugar y va a ser muy cerca de los curas palotinos, que están en el cementerio municipal”, dice Manos al referirse a las víctimas de la denominada Masacre de San Patricio. “Otra de las víctimas de la dictadura enterradas ahí es un sobrino del brigadier Ramón Agosti. No es importante que Videla no esté acá, no podemos negarle lo que él nos negó a mucha gente”, agrega.

–Sin embargo, en Mercedes hay expresiones de repudio.

–Hay diferentes opiniones, algunos piensan que sería una vergüenza para Mercedes que estuviera acá. Su familia en realidad era de El Trapiche, de San Luis. Su papá vino acá, se estableció cuando estaba el Regimiento 6, estuvo en el Colegio Nacional y de muy chico se fue al Colegio Militar. No sabíamos si lo iban a traer o no, quizá todo era un poco de humo mientras lo llevaban a otro lado.

–¿Qué cree que piensan sus vecinos?

–Hay mucha gente acá que repudia a Videla y su historia, otros dicen que su mamá era una persona muy buena. Como en todo pueblo chico, a pesar de que son 70 mil habitantes, hay de todo. Cuando se hizo una marcha hace unos años, porque tenemos a Videla pero también a Agosti y a (Julio César) Caserotto (NdR: el médico que atendía a las detenidas embarazadas en Campo de Mayo y cuyo testimonio motorizó la orden de detención contra Videla en 1998), se hizo una marcha impresionante, de repente la ciudad está dividida. Pero, insisto, no hagamos nada que se parezca a lo que él y su entorno hicieron. Nosotros no tenemos un lugar para ir a llorar. Además, va a estar acompañado por los compañeros que están enterrados en el mismo cementerio.
Fuente:Pagina12

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